Tras cuatro décadas de trabajo y raíces en Estados Unidos, Doña Eleuteria se vio obligada a “autodeportarse” y volver a Atlixco, Puebla. Sin un camino claro a la regularización y temiendo redadas y detenciones, empacó su historia en maletas: familia separada, ahorros inciertos y una comunidad que la despide entre lágrimas. Su retorno evidencia el costo humano de las políticas migratorias y la urgencia de soluciones legales para quienes llevan una vida entera aportando desde las sombras.