Una escena de horror sacudió el aeropuerto de Bérgamo en Milán cuando un hombre de 35 años burló la seguridad y corrió directo hacia la turbina de un avión listo para despegar. Fue destrozado al instante frente a empleados y pasajeros que miraban incrédulos. Las autoridades investigan un posible suicidio ligado a problemas de drogas y salud mental.